Julio 2023 | NO 7

MARKET INSIGHT – Julio 2023

MARKET INSIGHT

El análisis mensual de Prime Partners sobre la actualidad económica y los mercados financieros mundiales

Medio tiempo, fin de la primera parte

Ya sean profesionales o aficionados, todos los deportistas han conocido alguna vez la victoria sin verdaderamente destacar, apenas demostrando su eficacia. Las explicaciones pueden ser diversas, según las disciplinas. Un jugador que brilla de manera particular mientras su equipo ofrece una actuación insípida, o asumir riesgos que dan sus frutos en los momentos claves de un partido son sólo dos de las muchas maneras de explicar el éxito. En esta ocasión, son precisamente estas dos las que han estado definiendo tanto el comportamiento de los mercados financieros durante el primer semestre de 2023 como la actitud necesaria para obtener beneficios.

Hace seis meses, muy pocos estrategas tenían la audacia de apostar por un primer semestre como este. El Nasdaq ha registrado su mejor primer semestre de los últimos 40 años. La inflación ciertamente se ha atenuado, aunque sin converger de forma rápida hacia los objetivos de los bancos centrales. El clima geopolítico no se ha calmado en absoluto, y la guerra de Ucrania sigue haciendo estragos. Por último, el sistema bancario ha sufrido numerosas convulsiones, que han culminado con la adquisición forzosa del Crédit Suisse y la quiebra de varios bancos regionales en Estados Unidos.

Retomando nuestra analogía deportiva, a principios de enero todo apuntaba a un desempeño insulso, cuando no complicado, de los mercados bursátiles. Pero eso era sin tener en cuenta los valores que se han dado en llamar los «7 mercenarios», es decir, las siete mega caps estadounidenses de fuerte componente tecnológico cuyas cotizaciones se dispararon en 2023, impulsadas por las enormes esperanzas que la inteligencia artificial ha suscitado en la economía. Dichosos serán hoy quienes hayan optado por una exposición concentrada en las grandes capitalizaciones a principios de año. En otras palabras, dichosos aquellos cuya oportuna toma de riesgos haya dado sus frutos al final de esta primera parte del año.  

La cuestión ahora es saber si esta subida es sostenible en el entorno económico actual y, en caso afirmativo, qué actitud debemos adoptar tras las ganancias registradas por nuestras carteras durante el primer semestre.

En términos puramente económicos, las señales son contradictorias y no nos permiten realmente tener una opinión clara. La mayoría de las economías desarrolladas tienen un pie en la recesión o en lo que podríamos llamar una desaceleración de mediana amplitud. Esto es especialmente cierto en el caso de la actividad industrial. En cambio, los sectores relacionados con los servicios muestran muchos menos signos de debilidad y, por el momento, no parecen ralentizarse mucho tras las sucesivas alzas de las tasas de interés de los últimos trimestres. En consecuencia, el mercado laboral se mantiene firme, sobre todo en Estados Unidos, donde hay que decir que la economía se está mostrando mucho más robusta de lo esperado, a pesar de las importantes subidas de las tasas.

 En términos puramente económicos, las señales son contradictorias y no nos permiten realmente tener una opinión clara  

Dos escenarios principales son posibles a lo largo de los próximos meses:

O bien se confirma que los banqueros centrales están logrando con gran destreza llevar la economía a un aterrizaje suave, situando la inflación a niveles sostenibles sin provocar con ello una recesión demasiado profunda.  

O bien es esto último lo que acabará sucediendo, y simplemente estamos subestimando el tiempo que tardarán los efectos de las sucesivas alzas de las tasas en propagarse a los sectores relacionados con los servicios.

En el primer caso, los mercados probablemente seguirían subiendo, con una posible ampliación de los ganadores y una menor concentración de las ganancias bursátiles en unas pocas empresas y sectores.

El segundo apuntaría a una vuelta de los índices de acciones a niveles más bajos, y por tanto más acordes con la realidad económica a la que se enfrentarían las empresas.

Puesto que la gestión de nuestras asignaciones no es un juego de predicción, durante el mes pasado realizamos una serie de ajustes en nuestra exposición en acciones teniendo en cuenta estas dos posibilidades.

En primer lugar, abandonando un producto pasivo de acciones estadounidenses que ofrecía dividendos estables y que incluía grandes posiciones en valores cíclicos. En efecto, los sectores que suelen ofrecer elevados dividendos son también aquellos cuyas empresas sufren debido al entorno actual de las tasas de interés, radicalmente distinto del de hace apenas 18 meses.

Además, el nivel de remuneración del efectivo en USD y los rendimientos que ofrecen actualmente los bonos estadounidenses de buena calidad incitan a los inversores a alejarse de este tipo de inversión.

Por otro lado, aumentamos nuestra exposición en el sector de la salud, que por naturaleza es menos sensible a las tasas de interés y a la coyuntura económica.

Por último, reorientamos nuestra exposición en la energía a través de nuestro producto interno, que ahora nos da acceso tanto a los actores «tradicionales» de los combustibles fósiles como a aquellos que participan en la transición energética y las energías renovables.

Los demás segmentos de nuestras asignaciones se mantienen invariables, ya se trate del compartimento de los bonos, donde damos prioridad a las emisiones de alta calidad, o de la parte alternativa de las carteras, donde las estrategias invertidas responden al dilema al que nos enfrentamos, gracias a la descorrelación que proporcionan.

El oro, por último, sigue siendo un activo que conservamos, con la misma lógica de descorrelación.

Como inversores experimentados, seguimos manteniendo el rumbo de la diversificación y la gestión táctica de nuestras carteras, sin que nos guíe un optimismo ciego ni un pesimismo exagerado con respeto al futuro  

Al término de este primer semestre cargado de (buenas) sorpresas, no podemos sino hacer una vez acto de humildad ante el comportamiento, a veces desconcertante, de los operadores y, por tanto, de los índices bursátiles.

Como inversores experimentados, seguimos manteniendo el rumbo de la diversificación y la gestión táctica de nuestras carteras, sin que nos guíe un optimismo ciego ni un pesimismo exagerado con respeto al futuro.

Parece probable que el impacto muy positivo de las esperanzas depositadas en la inteligencia artificial se ralentice un poco en el segundo semestre, pero a diferencia de ciertos «hypes» tecnológicos recientes (Metaverso…), las carteras de pedidos y las nuevas perspectivas de ciertos segmentos de la industria tecnológica (semiconductores, software o incluso ciberseguridad) parecen experimentar un verdadero auge como consecuencia de esta evolución.

También parece factible pensar que nos dirigimos hacia una desaceleración económica moderada y que la extensión de los efectos de la subida de las tasas de interés en todos los sectores (incluidos los servicios) no provocará el cataclismo temido por algunos, ya que la economía en su conjunto se ha mostrado menos frágil de lo que podíamos imaginar tras el COVID-19.

Entramos probablemente en un periodo de inflación estructuralmente más elevada, unido al mantenimiento de tasas de interés cada vez más altas. La recesión de los sectores industriales no nos impide aprovechar las oportunidades tanto en los servicios como en la tecnología o la energía.

En el deporte, la victoria es lo que cuenta, y cualquier competidor dirá que no importa cómo se logre, el objetivo número uno es ganar.

Por tanto, tenemos presente que 2023 bien podría ilustrar esta situación con un rally bursátil potente y muy concentrado que pase un poco por alto la dispar realidad económica.

Nuestras asignaciones sabrán beneficiarse de la continuación de esta configuración del mercado en el segundo semestre, si bien nos mantendremos atentos hasta que suene el pitazo final.